14 noviembre 2024
14 noviembre 2024

Ni es contagioso ni es sinónimo de SIDA: derribando mitos sobre el VIH

Hoy, 1 de diciembre, se celebra a nivel mundial el día de la lucha contra el SIDA, uno de los síndromes sobre los que existen aún mayores estigmas, y también sobre el virus que lo origina, el VIH. La sociedad sigue desconociendo en gran medida la diferencia entre ambos, así como los efectos, el modo de transmisión o lo que supone la medicación y el hecho de ser VIH indetectable, y esto provoca que el estigma siga persiguiendo a las personas que conviven con el virus y que muchas de ellas sigan ocultando su situación por el miedo al rechazo, tanto en el ámbito laboral como en su entorno familiar, personal y social.

El VIH no es una enfermedad y no es lo mismo que el SIDA

Las siglas VIH responden a Virus de la Inmunodeficiencia Humana. Es decir, se trata de un virus que, al entrar en nuestro cuerpo, destruye nuestras defensas, “se come” nuestros glóbulos blancos, lo cual hace que sea mucho más sencillo contraer enfermedades. Pero no se trata en sí mismo de una enfermedad, sino de una infección, y si se paraliza a tiempo a través de la medicación adecuada, (pese a no poderse eliminar del cuerpo al 100%, por eso se dice que no tiene cura), se puede lograr que frene su avance y deje de atacar a las defensas, consiguiendo así controlar al virus y pudiendo tener una vida totalmente normalizada con un sistena inmune tan fuerte y resistente como el de cualquier otra persona y con idéntica esperanza y calidad de vida.

Es solo cuando no se cuenta con la medicación precisa o esta ha dejado de hacer efecto y, por tanto, se permite que el virtus campe a sus anchas por nuestro cuerpo cuando, con el paso de los años, éste logra su objetivo y la persona pasa a estar en una nueva fase en la que entonces sí que ha adquirido la inmunodeficiencia. Sus defensas ya no funcionan. Ahí es cuando hablamos del Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA), una situación que sí es de mayor vulberabilidad ante posibles enfermedades.

Cómo se transmite el VIH

Antes de nada hay que dejar claro que el VIH no se contagia, sino que se transmite. Las palabras que elegimos son muy importantes. El contagio, como pasa por ejemplo con el virus de la gripe, se puede producir a través del agua, el aire, los alimentos…, ya que el virus puede vivir durante un tiempo relativamente largo en el entorno, mientras que en el caso de la transmisión se produce con aquellos virus cuya vida fuera del cuerpo humanos es muy corta, por lo que solo se pueden transmitir a otras personas por una vía muy directa de un cuerpo a otro, no a través de los elementos del entorno.

Concienciar, por tanto, sobre las vías de transmisión del VIH es fundamental para eliminar esos estigmas y prejuicios sobre el virus y las personas que conviven con él, ya que no puede transmitirse, por ejemplo, a través de las lágrimas, la saliva o el sudor, sino que debe existir un intercambio de fluidos como la sangre, el semen, la leche materna o las secreciones vaginales.

Es decir, si eres VIH positivo, no lo transmitirás por compartir un vaso de agua, por rozar tu piel con otra persona, por besar a alguien, por convivir, dormir juntos, abrazar, conversar o derramar una gota de sangre sobre su piel. ¡No! Las tres únicas vías de transmisión son la vía sexual, la más habitual, que se produce por la penetración anal o vaginal sin preservativo o si este falla y a través del sexo oral, especialmente si existen yagas o heridas en la boca; la vía sanguinea, al compartir jeringas, agujas o elementos cortantes, una vía muy poco habitual en nuestro entorno por el control de estos elementos a nivel sanitario (no así en otros países) y que, sin embargo, fue muy habitual en los años 80 en el entorno de la drogadicción; y en tercer lugar por vía vertical de una madre a su hijo a través del embarazo o la lactancia, siempre que la madre no sea indetectable gracias al tratamiento, en cuyo caso no puede transmitirlo.

Intransmisible: no todas las personas con VIH lo transmiten

En nuestro país, España, como en otros países de nuestro entorno y en el mundo Occidental en general, alcanzar el estado de SIDA es cada vez menos habitual, ya que los tratamientos existentes a través de pastillas o inyecciones, por ejemplo, funcionan con enorme efectividad para frenar al virus y proteger nuestro sistema inmune.

Las personas que están en tratamiento, que es de por vida por ahora, y cuyo efecto es tan bueno que logran ser indetectables (esto quiere decir que el virus ya no se detecta en su cuerpo), son intransmisibles, es decir, no transmiten el virus, ni siquiera por las vías antes comentadas. Su sistema inmune y las precauciones que deban tomar son las mismas que las de cualquier otra persona. Viven exactamente igual que si no tuvieran el virus, que está acorralado, escondido al fondo de su cuerpo en algún lugar. Si abandonasen el tratamiento, este podría volver a desarrollarse, de ahí la importancia de no hacerlo y ser estricto con el mismo.

En todo caso, es importante entender que las personas que, por desgracia, no han tenido acceso al tratamiento y fallecen teniendo SIDA (insistimos, algo cada vez menos común en nuestro entorno, ya que hay muchos tratamientos y si uno no funciona se aplica otro, pero que por desgracia en décadas pasadas era mucho más habitual), lo hacen por otras enfermedades que entran en su organismo sin resistencia al no tener defensas, pero no fallecen por SIDA específicamente, sino por un cáncer, una neumonía u otra adección que se agraba por su falta de escudo defensivo. En España, eran entre 130.000 y 160.000 personas en 2021 las que vivían con VIH y solo se produjeron 306 fallecimientos relacionados con el virus, según el Ministerio de Sanidad, una tasa que sigue descenciendo cada año.

Entender esto, contribuir a la normalización de las relaciones sociales con las personas portadoras de VIH, no estigmatizar ni evitar su contacto, aprender cuáles son las vías de transmisión o tomar las precauciones adecuadas son cuestiones que todos deberíamos comenzar a interiorizar si queremos erradicar el SIDA, avanzar hacia una sociedad donde el VIH no solo se pueda prevenir a través de vacunas (ya hay muchos avances en este sentido), sino que se logre una cura para eliminarlo definitivamente, y hasta que ese momento llegue, lograr tener una sociedad que abrace a TODOS, que no discrimine, que comprenda, empatice y apoye.

Y algo muy importante: hacerse pruebas cuando se crea que ha habido posibilidad de transmisión va a ayudar enormemente a frenar la transmisión a otras personas y a que se pueda comenzar el tratamiento cuanto antes. Sé responsable contigo y con los demás.