Cuando hablamos de los prejuicios hacia las personas LGTBIQ+, todavía hay mucha gente que piensa de forma inmediata en los hombres gais, olvidando que esas siglas agrupan otras orientaciones, condiciones e identidades diferentes. Es cierto que desde aquí en muchas ocasiones (y seguiremos haciéndolo) hemos querido poner el foco en las personas trans que, dentro de esta comunidad, sufren una situación de especial vulnerabilidad sociolaboral. Pero hoy, Día de la Visibilidad Lésbica, queremos contribuir a concienciar sobre la realidad de la “L” de estas siglas: la que representa a las mujeres lesbianas.
Tradicionalmente, su situación ha sido invisibilizada, y se han enmascarado las relaciones afectivosexuales entre mujeres en un caparazón de amistad íntima en el mejor de los casos de cara al público y, en el peor, ocultando cualquier posible contacto o acercamiento, relegandolo a la esfera privada y condenando al ostracismo a estas mujeres que, más incluso que los hombres gais, han sufrido esta discriminación que en su caso es doble, porque solo el hecho de ser mujer ha sido ya, durante demasiado tiempo, motivo de discriminación social y laboral. Por eso es tan importante que visibilicemos en esta jornada y cada día a las mujeres lesbianas.
Hoy, en España, disfrutan de derechos como el matrimonio homosexual o la posibilidad de adopatar hijos, como cualquier persona heterosexual (como no podría ser de otra manera), pero siguen sintiendo esa doble discriminación a la que aludía, incluso dentro de la comunidad LGTBIQ+, que en ocasiones las invisibiliza y existen aún muchos menos referentes femeninos que masculinos.
Esta jornada es también un modo de romper estereotipos y prejuicios sobre el lesbianismo. Como sucede con el caso de la llamada “pluma” en los chicos gais, también existe, por ejemplo, un tremendo prejuicio social respecto a las mujeres lesbianas y cómo se valora su modo de comportarse o vestirse. Frases como: “es muy marimacho, seguro que es lesbiana” o, al contrario, “no parece lesbiana porque es muy femenina” son tremendamente hirientes, discrimatorias, favorecen la perpetuación de estereotipos y debemos acabar con ellas. Nuestro aspecto físico, aficiones o comportamientos no define nuestra orientación sexual, y la concepción que muchos tienen de lo que “debe ser” una mujer lesbiana está muy alejada de la realidad. Lo mismo pasa con términos como “bollera” o “tortillera”, que se utilizan en demasiadas ocasiones y son despectivos, por lo que han de desaparecer de nuestro vocabulario.
Por tanto, se trata de seguir avanzando hacia la aceptación social de la diversidad y la igualdad de derechos, y esto pasa por acabar con la brecha de género y la homofobia, ya que en este caso ambas discriminaciones afectan a las mujeres lesbianas.
¡Feliz día a todas!