10 octubre 2024
10 octubre 2024

Qué buenas son las vacaciones… ¡Y la vuelta!

Pasión, resiliencia, integridad, capacidad resolutiva, asertividad, carisma, capacidad de comunicación e innovación. Son algunas de las cualidades de los grandes líderes. Pero… ¿Y la capacidad de disfrutar de la vida, de las vacaciones, del tiempo libre? ¿No es esta también una virtud clave para poder ser felices y conseguir que nuestros equipos se vean contagiados de forma positiva?

Llevo más de treinta años seleccionando y formando líderes y he de confesar que siempre me han dado algo de miedo aquellos directivos incapaces de disfrutar de la vida, de los éxitos y del descanso. Traigo esto a colación porque, este año, la mayoría de los españoles, nos hemos ido de vacaciones con el ‘run-run’ de algún responsable político que ha renunciado a su merecido descanso veraniego para atender supuestas responsabilidades ineludibles. Y hemos tenido también oportunidad de leer ciertas críticas, algunas veladas y otras no tanto, hacia responsables públicos que sí se han ido de vacaciones, desconectando casi por completo de su agotadora agenda diaria.

Respeto, como no podía ser de otra manera, que la gente trabaje cuanto quiera y más. Sobre todo, si tiene la suerte de hacerlo en lo que más le gusta. Dicho lo cual, como empleado que he sido y como empresario que soy, pienso exactamente lo contrario de lo que -creo que con poca fortuna- han expresado y practican algunos de esos políticos ‘estajanovistas’. No irse de vacaciones no es, necesariamente, señal de mayor responsabilidad y compromiso.

Las vacaciones, NO solo son un paréntesis obligatorio y recomendable. Son esenciales para ser productivos y valorar correctamente la importancia del trabajo. También la del descanso y la de nuestra vida privada. En este artículo, no daré ningún consejo sobre cómo disfrutar a tope de las vacaciones. Pero sí para hacer que la vuelta sea lo más llevadera posible.

Debo aclarar, antes de continuar, que escribo también pensando en los que no tienen la suerte de disponer de este período… porque no tienen trabajo. Tampoco me olvido de los autónomos que, sencillamente, no tienen vacaciones porque nadie se las paga, salvo que puedan permitírselas. Y no dejo de enviar mi comprensión a quienes les ha sido imposible… porque, con toda seriedad, en su empresa y en el ejercicio de su responsabilidad les era inviable abandonar su deber profesional.

Pues es inevitable que nos preguntemos: ¿Cuánto nos durará el beneficioso efecto que provoca en nuestro estado de ánimo el merecido descanso ¿Seremos víctimas de la tristemente conocida como ‘depresión post vacacional’?

Apatía, desánimo, irritabilidad, insomnio, cabreo, aburrimiento, cansancio físico, son algunas de las sensaciones que tenemos al volver a nuestro día a día. Creo que es exagerado referirse a esto como depresión, aunque lo cierto es que las vueltas no suelen gustarnos y cuesta recuperar, de alguna forma, nuestra vida ‘normal’. Y es que, siendo serios, los únicos con derecho a sufrir algún tipo de depresión son los que carecen de empleo, los parados, lo que no han podido irse. Los demás… ¡ni de broma! Es, sencillamente, absurdo.

Lo primero es tomar la vuelta con filosofía y algo de alegría. De nada servirá lamentarnos. Nos amargaremos y haremos la vida más complicada a los que nos rodean. En vez de añorar los días de ocio y maldecir lo duro de volver a la rutina, hay que considerar el primer día como una jornada más. Y aprovecharla para volver a conectar con nuestros colegas. Está bien contarnos nuestras aventuras vacacionales… ¡sin pasarnos! Nada de ‘cuñadismos’, por favor.

Si tenemos equipos a nuestro cargo, procuremos ‘darles aire’, evitando que, desde el primer momento, se sientan acosados y no puedan respirar por la presión.

Tomemos los primeros días con tranquilidad. Prioricemos lo urgente y después lo importante. Y arranquemos por las tareas que más nos apasionen. Ya habrá tiempo para entrar en ‘espesuras’. Si siempre es fundamental tener muy clara nuestra agenda para gestionar nuestro tiempo y responsabilidades, en estos primeros días, lo es aún más. Pongamos algo de chispa y creatividad y evitemos concentrarnos en tareas repetitivas. Aprovechemos este momento para fijar nuevos retos y objetivos… para intentar mejorar las cosas en nuestro puesto laboral y en el de nuestros equipos.

Y no dejemos de hacer lo que nos gusta fuera del trabajo. Vuelvo a insistir en ello. Muchos directivos y profesionales tienen el mal vicio de practicar esta sana costumbre solo cuando están de vacaciones. Un absurdo que roza el masoquismo laboral. Hay que disfrutar fuera del trabajo: de la familia, de los amigos, de nuestros hobbies, de nuestros deportes favoritos siempre.

Esto da sentido a nuestra vida tanto como nuestro trabajo. Nunca lo releguemos a un papel secundario. El día tiene veinticuatro horas, y la actividad profesional sólo debe ocupar una tercera parte del mismo…¡idealmente, claro!

¡Divirtámonos!… ¡Y no olvidemos el deporte! Está demostrado que practicarlo de manera regular no sólo es bueno para la salud, sino que contribuye a combatir el estrés. Más cuando nos reincorporamos a nuestra rutina profesional. Deporte y diversión serán buenos aliados para combatir esta mal llamada ‘depresión post vacacional’.

Es importante volver a preguntarse por lo menos una vez al año qué significado tiene nuestro trabajo, cuánto nos llena, si nos sentimos o no realizados. Una forma, al fin y a la postre, de realizarse personalmente y de prestar un servicio a la sociedad, amén de un aprendizaje continuo. Si se comprende esto bien, la vuelta dejará de ser una obligación. En el fondo, no es más que un medio de ganarse la vida. No una esclavitud. Se trabaja para sobrevivir y también para, entre otras cosas, pagarse esas vacaciones recién disfrutadas. Y los que tenemos la suerte, me incluyo en esta categorías de privilegiados, de trabajar en algo que nos apasiona intentamos, como virus positivo, contagiar a los demás en una visión más realista del trabajo y de las responsabilidades.

¡Adoptemos una mentalidad positiva! Hagámoslo todo con una sonrisa. No solo seremos más felices, sino que haremos más felices a los que nos rodean y crearemos un mejor ambiente de trabajo. Las emociones positivas está demostrado que derrotan las negativas.

Si, a pesar de todos estos consejos, caemos en una ‘depresión post vacacional’ o en algo que se le parezca, ¡el problema es más grave! Tal vez, y solo en este caso, haya que cambiar de oficio y buscar otra forma de ganarse la vida.