En las postrimerías de este año 2024, a punto de finiquitar, hemos continuado siendo testigos de la influencia de numerosos líderes políticos, empresariales o deportivos en la evolución de una sociedad que se desarrolla en un mundo cada vez más cambiante y evolucionado tecnológicamente.
Algunos, como Rafael Nadal, nos han dejado en su proyección pública. Otros, como Carlos Alcaraz por no salir del deporte de élite, se han consolidado con increíble potencia. En la política hemos asistido a la “resurrección” de perfiles como el del controvertido Donald Trump, reelegido cuatro años después de su derrota electoral. Un Trump que, además, ha “tirado” con fuerza de otro ya consolidado como era el del empresario canadiense Elon Musk. Los hay que son flor de un día, o de pocos meses, y los hay que consiguen mantenerse, década tras década, en la cima, como Bill Gates o Amancio Ortega en el universo empresarial.
¿Qué tienen en común todos ellos? En este artículo pretendemos abordar qué es y qué importancia tiene un concepto que todos creen conocer, aunque pocos llegan a dominar: el de la “marca personal”.
Cada profesional cuenta con un bagaje de experiencias que le va conduciendo, a lo largo de su vida, a posiciones que pueden llegar a ser enorme responsabilidad y relevancia. Sin embargo, el curriculum profesional y las experiencias vitales, por extraordinarios que parezcan, no son suficientes para triunfar cómo líderes y convertirles en referentes sociales. Lo que catapulta sólo a unos pocos elegidos hasta el punto de mayor éxito y visibilidad frente a una mayoría que, como mucho, quedan relegados a posiciones de segundo o tercer nivel, es precisamente el desarrollo y el manejo exitoso de su marca personal.
Sí, pero… ¿qué es en realidad la “marca personal”?
El concepto no es nuevo aunque en los últimos años, sobre todo a raíz de la pandemia que asoló el mundo en 2020, ha ido modificándose. Podríamos definirlo como esa forma única e intransferible, en la que se es percibido por los demás. Nuestra huella. Trasladando este concepto al ámbito profesional abarca todo lo que tiene que ver con la “cultura empresarial” y el papel que desempeña el profesional en ella.
La importancia de un buen asesor
Los expertos que nos dedicamos al entrenamiento y al desarrollo de estos perfiles (en España los hay excelentes) configuramos su método de trabajo apoyándonos en los propósitos vitales y en los principios del político, del empresario, del actor o del deportista que aspira a convertirse en un “número uno”.Organizaciones como la que dirijo cuentan con amplia experiencia en la construcción de este tipo de líderes.
A la hora de “fabricar” un líder, es determinante ayudarle a diferenciar tres aspectos muy distintos: el que tiene que ver con cómo cree que es, el referido a cómo es percibido por los demás y el que define cómo es en realidad. La frontera que los separa, es extraordinariamente sutil. Sólo a través de un entrenamiento concienzudo se puede conducir al coachee a interiorizar sus diferencias.
La visibilidad en línea y la reputación digital se convierten en herramientas imprescindibles para quien aspira a lo más alto. La clave es llegar a ser percibido como alguien único, diferente a todos los demás. Las redes reflejan quiénes somos y adónde nos dirigimos. Quienes logran llegar a la cima es porque han conseguido alinear su pensamiento con su posicionamento. Cada paso, cada interacción, cuenta, y va construyendo su particular autopista hacia el éxito.
No hay un sólo ejemplo de liderazgo que se parezca a otro. Cada perfil es único, cada personaje es diferente. Los estilos de comunicación de Pablo Motos y David Broncano son igualmente poderosos en su ámbito de influencia, la televisión generalista. Ambos suscitan la adhesión, cada uno por su lado, de millones de espectadores… aunque son completamente antitéticos.
En el mundo del deporte, del tenis de élite, por ejemplo, los dos perfiles más destacados a día de hoy son los de Sinner y Alcaraz. Ambos son completamente distintos, tanto en lo personal como en el desempeño de sus carreras; pero los dos han sabido proyectarse, cada uno desde sus habilidades, a lo más alto.
Los líderes y su posicionamiento
Ganar prestigio y reputación, acelerar la carrera de los líderes o de los aspirantes a ello con un posicionamento excelente, haciendo que sus perfiles se conviertan en atractivos para los medios, redes y plataformas de influencia, son herramientas imprescindibles. En su dominio está, para estos personajes, el camino que discurre entre el fracaso y el éxito.
Rafael Nadal, Vinicius, Carlos Alcaraz, Fernando Alonso o Jorge Lorenzo en el mundo del deporte, Antonio Banderas, Javier Bardem o Pedro Almodóvar en el del cine, David Broncano, Cristina Pedroche, Jorge javier Vázquez o Risto Mejide o Silvia Intxaurrondo en la pequeña pantalla, por poner sólo algunos ejemplos entre cientos de los posibles, saben bien que cualquier opinión suya expresada en “X”, antes Twitter, BlueSky, Instagram, Youtube o en formatos más tradicionales de la televisión clásica, va a tener un impacto brutal en la opinión pública y en la percepción de sus perfiles. Por ello cuentan con un equipo de expertos, communities y asesores que les harán pesar y medir cada palabra, cada inflexión, antes de lanzarla al público.
Multinacionales de éxito y referentes empresariales
La reputación de una compañía, pública o privada, está estrechamente ligada a la reputación de su CEO o su presidente. Los expertos destacan que el máximo responsable de cada organización es siempre el primer referente en la cimentación de su potencia comercial y económica, y en asentar la confianza de sus clientes. Mercadona, con Francisco Roig al frente, Inditex, fundada y liderada por Amancio Ortega, o el Real Madrid, pilotado desde hace muchos años por el carismático y siempre magnético Florentino Pérez sustentan esta idea.
Cuando los líderes son percibidos como expertos, en el caso de los tres citados por su habilidad en la gestión, se incrementa la confianza de sus empresas y se dispara la reputación de las mismas.
Innovación tecnológica, capacidad de liderazgo y filantropía distinguen a Bill Gates desde hace años. Todas sus creaciones, desde Microsoft, de han visto impregnadas por estas cualidades. Otro tipo de liderazgos, ideológicamente muy lejanos a Gates como puede ser el de Elon Musk, incluso a pesar de sus aspectos más controvertidos, confieren una impronta única a sus creaciones. Así ha ocurrido con Tesla, o a la hora de tomar el control de la red social “X”, antes conocida como Twitter. Planificar, como ha hecho Musk, el sueño de crear colonias extraterrestres en un futuro cercano no está, precisamente, al alcance de cualquiera. Puede ser visto como un visionario por muchos, como un gurú por otros, pero a nadie deja indiferente.
Chiara Ferragni representa, como pocas, la importancia de un posicionamiento fuerte en redes. Esta empresaria italiana comenzó sus actividades como bloguera. Con el tiempo alcanzó tal difusión que pudo permitirse comenzar a comercializar productos de moda, creando su propia marca. Su personalidad y su dinamismo son percibidos como únicos, aunque en este caso, ella mismo destrozó su marca y su reputación ‘engañando’ en una campaña publicitaria, supuestamente solidaria, ligada a un dulce navideño.
Otro ejemplo en este terreno, sin salir de España, es el de Rocío Osorno. Su peculiar estilo de vida ha contribuído a generar una auténtica conmoción en el mundo de la moda. Osorno ha conseguido una síntesis perfecta entre su percepción social, como creadora de contenido en Instagram, con su vida empresarial, entrelazando el éxito de sus productos con anécdotas de su propia vida.
Quien crea que este desenvolvimiento es propio tan sólo del ámbito privado se equivoca: existen perfiles como el de Amalia López Acera, periodista y experta en redes sociales y en “marca personal» en el ámbito de las Administraciones Públicas.
Seguir los pasos y el ejemplo de líderes exitosos nos ayudará a destacar y a posicionarnos en nuestros ámbitos respectivos. Lo expresó así, hace ya algunas décadas, quien fuera un mítico entrenador de la Selección Española de Basket a mediados de los años ochenta, Antonio Díaz Miguel: “Copiar del mejor no es ningún demérito. Lo absurdo sería hacerlo del necio”.