Si algo distingue a Madrid como capital única en el mundo es su condición de ciudad de acogida. Una maravillosa urbe, crisol de culturas, en la que a nadie se pregunta de dónde viene o adónde va, y que al arroparnos a todos, sobre todo a los que hemos nacido y nos hemos criado lejos de ella, acaba por igualarnos, porque a nadie niega libertad y oportunidades. Así de simple y así de maravilloso.
Viene a cuento esta reflexión a pocos días de haber presenciado, abochornados, el espectáculo lamentable de la visita a nuestra capital de uno de los arquetipos actuales de la peor antipolítica: el presidente argentino Javier Milei. Un ultraliberal, que insulta a los más desfavorecidos y que, entre sus ‘perlas’ más recientes, ha cuestionado y se ha mofado de la justicia social. Os confieso que a mí, que soy una persona enormemente tolerante, estas manifestaciones me provocan una especial irritación… ¡me sacan de quicio!
No soporto a estos jactanciosos, egoístas, chulescos, y como decís aquí, ‘sobrados’. A alguien con una historia como la mía -muchos de los que me leéis tendréis también la vuestra- con el esfuerzo, el sudor, las lágrimas, y los jirones de piel y de vida que me ha costado alcanzar una posición, en un tierra lejana a la mía partiendo de unos orígenes muy humildes, estos discursos me dejan mal cuerpo.
Afortunadamente, citas culturales como la que he disfrutado esta semana, me reconcilian con lo mejor de la política y de algunas de las personas que encarnan esta noble actividad: la de servir a la ciudadanía desde un cargo público.
El Círculo de Bellas Artes, cuyo patrocinio se unió al de ‘Infolibre’ y ‘Future Policy Lab’, sirvió el martes 25 de junio de incomparable marco para la presentación de un libro, editado por ‘Lengua de Trapo’, que se va a convertir en un texto capital: ‘La desigualdad en España’. Con la firma de Berna León, Javier Carbonell y Javier Soria, y un excelente prólogo de Thomas Piketty, estoy seguro de que no va a dejar indiferente a nadie. La obra es la historia de la lucha por la igualdad, pero también un canto a la convicción de que la brecha entre ricos y pobres se debe y se puede aminorar, porque ese empeño ha sido uno de los motores del cambio político en nuestra historia.
La puesta en escena fue, sencillamente, insuperable. Durante toda una tarde, se desarrolló una charla de gran altura, política e intelectual, entre la vicepresidenta segunda del gobierno, Yolanda Díaz, y el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero. La moderó el periodista Daniel Basteiro y en ella se evidenciaron datos desgarradores, pero también soluciones y mensajes de esperanza para revertir las injusticias que castigan a nuestra sociedad.
¡Cuantos recuerdos asaltaron mi memoria mientras escuchaba! ¡Cuántas tardes he pasado en los bancos de la Iglesia de San Antón con mi querido Padre Ángel discutiendo sobre esta realidad lacerante!
La importancia de la desigualdad en el actual debate político
En España, sólo un 10% de personas acumula el 60% de la riqueza. Un 50% de la población, los más pobres, apenas alcanzan un 7% de ella. ¿Son, o no, datos brutales? Los aportó uno de los autores, Javier Soria, y nos pusieron un nudo en la garganta. ‘Hay que cambiar la valoración social’, aportó Javier Carbonell. Berna León añadió la necesidad de afrontar el problema de manera transversal y con las luces largas’.
El debate fue ganando altura conforme transcurrían los minutos y no sólo alcanzó a esta realidad, sino a la crisis de la socialdemocracia. En medio de un creciente malestar social y de la precariedad que sacude el corazón de Europa, caldo de cultivo para el peligroso auge de populismos de extrema derecha, me resultó reconfortante escuchar la voz de José Luis Rodríguez Zapatero. Recordó el expresidente que ‘el reto de la izquierda siempre es entenderse’, y puso en valor el hecho de que este gobierno haya sido el más logros ha cosechado para reducir las desigualdades. Yolanda Díaz puso el acento en la importancia de los recursos públicos y en la urgencia de una nueva definición del modelo fiscal. Ambos coincidieron en que, sólo con estas políticas, es posible cumplir el mandato constitucional y el fortalecimiento de la cultura democrática.
‘La lucha contra la desigualdad sólo tiene un camino: empujar mucho a los de abajo con el salario mínimo, con las pensiones… sólo así se actúa de manera inmediata’, enfatizó Zapatero. Díaz recogió el guante: ‘La batalla de las ideas es ahora la prestación por hijo a cargo; es central’. La vicepresidenta consideró urgente la corrección del ingreso mínimo vital, y recordó que el principal problema sigue siendo la vivienda: ‘Podía seguir subiendo de manera infinita el salario mínimo, pero se lo come todo la vivienda’. Zapatero remarcó la necesidad de que la ciudadanía note los efectos de las medidas adoptadas por el ejecutivo. Díaz abrochó el debate con un mensaje imprescindible: ‘Hay que seguir dando esperanza a la ciudadanía’, a lo que el expresidente añadió: ‘La coalición va a durar toda la legislatura’.
Seguí este cara a cara entre Yolanda Díaz y Zapatero sentado al lado del embajador de España en Uruguay, Santiago Jiménez y muchísima gente totalmente anónima y todos deseos de escuchar palabras de esperanzas. En un país donde el 26,5 % de la población española, unos 12,7 millones de personas, está en riesgo de pobreza y/o exclusión social según el XIV informe ‘El Estado de la Pobreza en España’ presentado por la Red de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social en el Estado Español no considerar prioritaria la lucha contra la desigualdad sería sencillamente imperdonable. Son cifras que nos ponen a la cola de la Unión Europa y que necesitan el esfuerzo y lucha de todos.
¡Qué alivio, en estos tiempos de egoísmo y retroceso en muchos países de derechos que creíamos consolidados, escuchar con nitidez ideas como estas!